jueves, 29 de septiembre de 2011

CONSEJOS PARA NARRAR

CONSEJOS PARA NARRAR



ANTES DE ESCRIBIR…
  1. Tranquilo, no creas que es imposible; cuando alguien tiene algo que contar, las escritura sale sola: Yo me llamo Ana porque mi abuela… entonces… bla, bla, bla.
  2. Para escribir, hay que inspirarse en la vida real, en la observación de los hechos cotidianos: en cómo una camarera sirve una copa; en las rugosas manos del fontanero que está arreglando una simple tubería; en el anillo sudoroso de la profesora que te está aclarando una duda…
  3. Cada uno tiene una forma de ver el mundo. No hay una forma objetiva para contar algo. Recuerda que la escritura es la expresión del alma de cada uno.
La historia creada es el resultado de tu visión del mundo: eliminas información, añades otra, desordenas los hechos, etc.
  1. Según lo anterior, no hay un único estilo. Cada persona tiene una forma de escribir que la caracteriza. Por eso, lo que escribe mi compañero no siempre tiene que ser mejor que lo que escribo yo.
  2. Nunca hay que interrumpir la narración pensando en lo posibles errores que hemos cometido. Sigue adelante. Tu falta de seguridad influye negativamente.

MIENTRAS ESCRIBES…

  1. Escribe con claridad. Distribuye bien la información para que se note que la narración avanza.
  2. Nunca caigas en divagaciones. Con pocas palabras tienes que decir mucho: Mi suegra me dio la espalda (de esta simple oración obtenemos que quien habla es un hombre, que está casado, que es más o menos adulto, se lleva mal con su suegra…).
Cada párrafo debe contener información imprescindible, de lo contrario, es mejor suprimirlo.
  1. No uses términos que no puedas usar con normalidad en una conversación más o menos culta. Si uno puede decir “puesta de sol” no debe decir “crepúsculo”; si uno puede decir “camino”, no debe decir “vereda”. N0 seas pedante.

DESPUÉS DE ESCRIBIR…
  1. Dile a alguien que lea lo que has escrito, pero asegúrate de que lo haga con RIGOR Y CARIÑO.
  2. Evitar el lenguaje poético o demasiado retórico. Por ejemplo, “las almas que revientan” (el alma no tiene cuerpo para reventar. No tiene sentido la construcción, aunque “suene bien”).
  3. No uses palabras que sean clichés o palabras usadas a menudo por los periodistas, los políticos o la gente de la calle: “se subió al tren de...” (en, por ejemplo, se subió al tren de la crisis. Es dificil imaginar a la crisis económica como un tren), “el pistoletazo de salida” (en el pistoletazo de salida de su relación fue en... Sería mejor el comienzo de su relación fue en... ), “disfrutó como un enano” (en se fue al parqe y disfrutó como un enano. Sería mejor: se fue al parque y el tiempo avanzó con la rapidez del segundero de un reloj. Se sobreentiende que disfrutó).
  4. Es interesante descibir a los personajes por medio de las acciones o de las conversaciones. Si hay que describir la pobreza, hacerlo usando datos y hechos que lo demuestren. Nunca hay que ser explícito. Tomamos como ejemplo el siguiente inicio: Cuando mis padres se casaron, eran unos críos [...] Simplemente con estos datos sabemos que la familia del protagonista ha atravesado una situación económica y sentimental difícil. No hace falta decir: Mis padres lo pasaron mal cuando nací o En mi infancia sufrí marginación y pobreza. Esto sería demasiado explícito.
Se trata de hacer volar la imaginación del lector, de sugerirle...
  1. Explicar de manera visualizada: cuando se miró al espejo para retocarse, vio la raya blanca sobre él ( no hace falta decir que el protagonista consumía droga. El lector recrea perfectamente la escena en su mente).

  1. Cada relato tiene un núcleo central que articula todas las acciones: “el corazón del relato”. Pues bien nunca debemos perder de vista este núcleo para no desorientar al lector.
  2. Toda historia tiene que crear intriga, tensión; si no, por qué crees que han triunfado El código Da Vinci, Los pilares de la tierra, La sombra del viento, etc. Frases como “su mirada me dio mucho que pensar” o “sus últimas palabras acabaron con mi vida” al término de un capítulo incitan al lector a continuar con el siguiente.
  3. El lector debe saber en todo momento QUÉ, QUIÉN, DÓNDE Y CUÁNDO algo está pasando. Si éste, en algún punto de la narración lo desconoce, algo está fallando. El lector puede perderse y, en consecuancia, puede no entender lo que lee. No olvidemos que normalmente escribimos para que otro lo lea.
  4. Cuando termina un relato, el protagonista nunca es el mismo que era al principio. Como todos nosotros, ha sufrido una transformación, lo sepa o no. Las distintas acciones (la muerte de su padre, un fracaso sentimental, un viaje...) repartidas en el relato lo han hecho evolucionar psicológicamente.


DESPUÉS DE LEER TODOS ESTOS CONSEJOS, SEGURO QUE YA TIENES UNA HISTORIA QUE CONTAR...






Ejemplos de otros alumnos:



Era casi media noche. Ana estaba tumbada en la cama, boca abajo, tapada con las mantas hasta la cabeza, como en una tienda de campaña.
En una mano tenía una linterna y sobre la almohada había un reloj destartalado y muy pesado. Ana sólo oía el martilleante y sostenido tic-tac; esperaba ansiosa que el reloj marcase las doce.
Pensó que el tiempo pasaría más rápido si hacía algo. Cogió su diario, un bolígrafo y se decidió a escribir. Ana recorría las páginas de su diario con la punta de su pequeño bolígrafo rosa. Al otro extremo del bolígrafo colgaban sedosas plumas violeta.
Ana estaba cayendo dormida entre sus blandas y aterciopeladas sábanas. Cuando quiso darse cuenta ya eran las dos de la madrugada. Cogió de nuevo su diario y con su dulce bolígrafo escribió: “YA TENGO 15 AÑOS”.
Amanda Díaz.


Un cuento para dos.

Era una tarde de verano. Elena estaba en su casa como todas las tardes, viendo su película favorita e imaginando su vida de esa manera. Mientras que en la otra zona del mundo, Óscar veía la misma película, y pensaba que cómo la gente podía creer en esas historias. Los dos estaban solteros, pero cada uno veía la vida de manera distinta. Ella veía la vida como una película: tarde o temprano encontraría a una persona especial. Mientras que él pensaba que esas cosas eran una tontería. Por eso, Elena, viendo que aquí no había tenido suerte en el amor, se fue hasta el otro lado del mundo. Allí, se enamoré de la primera persona que vio. Era el guía que los iba a acompañar durante todo el viaje. Se llamaba Óscar. Elena pensaba que ese chico era perfecto: alto, rubio, ojos azules... Mientras que él pensaba que esa chica era ideal, y se acercó a hablar con ella. Él le preguntó: ¿Qué tal el viaje?¿Has llegado muy cansada? Ella le respondió: Sí, estoy soltera. Perdón, ejem... el viaje muy bien, pero he llegado un poco cansada. Óscar no se lo podía creer: había encontrado a la chica que quería, pero no podía imaginar que era la chica de las películas que él odiaba.
No hubo un solo día de las vacaciones que no hubieran estado juntos. Todo parecía perfecto, pero él último día, Elena salió rápidamente de su dormitorio y se fue directamente al aeropuerto. Ya se había dado cuenta de que ese chico no era para ella.
Rosa Higuera





No hay comentarios:

Publicar un comentario