jueves, 26 de abril de 2012

¡Oh Don Juan, Don Juan!

Nueva actividad (voluntaria): tenemos que meternos en la piel de dos míticos personajes de la literatura española: Don Juan y Doña Inés de la popular obra de José Zorrilla, Don Juan Tenorio.

  • Entre tres, tenéis que escenificar el fragmento que aparece más abajo (parte I, acto IV, escena III, ), grabarlo y entregárme la grabación a través de un lápiz de memoria.
  • La grabación puede ser en casa o en un recinto público.
  • Podéis usar algo de vestuario, algún objeto, música... para crear ambiente; de hecho, se valorará positivamente.
  • Tenéis la opción de leerlo o aprenderlo de memoria. En ese caso, la nota será mucho mayor.
  • Fecha de entrega: VIERNES 29 DE NOVIEMBRE.
  • Calificación máxima: 0,4 sobre 10 (texto leído)/1 punto sobre 10 (texto memorizado).


Argumento de la obra: 
Don Juan Tenorio realiza una vil apuesta con don Luís Mejía que consiste en conquistar en un tiempo récord a una ingenua novicia y también a la novia de su enemigo José Mejía.

Don Juan Tenorio logra cumplir sus objetivos: engaña a la novia de su rival y rapta del convento a la noble muchacha doña Inés de apenas diecisiete años. Pero sucede un hecho increíble: don Juan se enamora perdidamente de la ingenua Inés y decide pedir su mano a su padre, don Gonzalo de Ulloa, para casarse.
Don Gonzalo de Ulloa y don José Mejía van enfurecidos a la casa del seductor don Juan Tenorio para encararle su vil conducta al engañar a las dos ingenuas muchachas. Don Juan Tenorio se enfrenta a los iracundos caballeros, logrando matar a los dos.

El mujeriego don Juan huye despavorido, abandonando a doña Inés, quien muere de pena. A su regreso, después de muchos años, don Juan Tenorio, se encuentra con un panteón en lo que antes había sido su hogar, allí se encuentran enterrados sus victimas y su adorada Inés.

Don Juan Tenorio completamente arrepentido pide perdón. Cuando las almas de sus antiguas víctimas estaban a punto de llevárselo al infierno, apareció en ese instante el espectro de doña Inés, impidiendo que se lo lleven y salvando su alma.

Escena III

Dichas y DON JUAN.
 
DON JUAN
¿Adónde vais, doña Inés? 
 
DOÑA INÉS
Dejadme salir, don Juan. 
 
DON JUAN
   ¿Que os deje salir?
 
BRÍGIDA
Señor,
245
sabiendo ya el accidente 
del fuego, estará impaciente 
por su hija el Comendador. 
 
DON JUAN
   ¡El fuego! ¡Ah! No os dé cuidado 
por don Gonzalo, que ya250
dormir tranquilo le hará 
el mensaje que le he enviado. 
 
DOÑA INÉS
   ¿Le habéis dicho...?
 
DON JUAN
Que os hallabais
 
bajo mi amparo segura, 
y el aura del campo pura255
libre por fin respirabais. 

 
(Vase BRÍGIDA.)

 
   Cálmate, pues, vida mía; 
reposa aquí, y un momento 
olvida de tu convento 
la triste cárcel sombría.260
   ¡Ah! ¿No es cierto, ángel de amor, 
que en esta apartada orilla 
más pura la luna brilla 
y se respira mejor? 
   Esta aura que vaga llena265
de los sencillos olores 
de las campesinas flores 
que brota esa orilla amena; 
esa agua limpia y serena 
que atraviesa sin temor270
la barca del pescador 
que espera cantando el día, 
¿no es cierto, paloma mía, 
que están respirando amor? 
   Esa armonía que el viento275
recoge entre esos millares 
de floridos olivares, 
que agita con manso aliento, 
ese dulcísimo acento 
con que trina el ruiseñor280
de sus copas morador 
llamando al cercano día, 
¿no es verdad, gacela mía, 
que están respirando amor? 
   Y estas palabras que están285
filtrando insensiblemente 
tu corazón, ya pendiente 
de los labios de don Juan, 
y cuyas ideas van 
inflamando en su interior290
un fuego germinador 
no encendido todavía, 
¿no es verdad, estrella mía, 
que están respirando amor? 
   Y esas dos líquidas perlas295
que se desprenden tranquilas 
de tus radiantes pupilas 
convidándome a beberlas, 
evaporarse a no verlas 
de sí mismas al calor,300
y ese encendido color 
que en tu semblante no había, 
¿no es verdad, hermosa mía, 
que están respirando amor? 
   ¡Oh! sí, bellísima Inés,305
espejo y luz de mis ojos; 
escucharme sin enojos 
como lo haces, amor es; 
mira aquí a tus plantas, pues, 
todo el altivo rigor310
de este corazón traidor 
que rendirse no creía, 
adorando, vida mía, 
la esclavitud de tu amor. 
 
DOÑA INÉS
   Callad, por Dios, ¡oh don Juan!,315
que no podré resistir 
mucho tiempo sin morir 
tan nunca sentido afán. 
   ¡Ah! Callad, por compasión, 
que oyéndoos me parece320
que mi cerebro enloquece 
y se arde mi corazón. 
   ¡Ah! Me habéis dado a beber 
un filtro infernal sin duda, 
que a rendiros os ayuda325
la virtud de la mujer. 
   Tal vez poseéis, don Juan, 
un misterioso amuleto, 
que a vos me atrae en secreto 
como irresistible imán.330
   Tal vez Satán puso en vos 
su vista fascinadora, 
su palabra seductora 
y el amor que negó a Dios. 
   ¿Y qué he de hacer, ¡ay de mí!,335
sino caer en vuestros brazos, 
si el corazón en pedazos 
me vais robando de aquí? 
   No, don Juan; en poder mío 
resistirte no está ya;340
yo voy a ti, como va 
sorbido al mar ese río. 
   Tu presencia me enajena, 
tus palabras me alucinan, 
y tus ojos me fascinan,345
y tu aliento me envenena. 
   ¡Don Juan! ¡Don Juan! Yo lo imploro 
de tu hidalga compasión: 
o arráncame el corazón, 
o ámame, porque te adoro.


Ánimo, a ver si en un futuro veo a alguno/a recogiendo un Goya.

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